Te ha pasado que ante un problema te sientes chiquito, superado por el mismo. Pareciera que no encuentras una salida y que ni un rayito de luz se asoma por tu ventana. Es más hasta no te puedes concentrar en otras cosas por todo el ruido que generas al pensar en el problema.
Quiero decirte que lo anterior es muy normal si no sabes como invertir tu tiempo sabiamente.
Si invertimos el 95% de nuestro tiempo en darle vueltas a un problema, tan solo le invertiremos el 5% de nuestro tiempo a pensar en la solución.